domingo, 16 de junio de 2013

Jorge Parra, el impulsor de la danza y el teatro.


Domingo, 16 de Junio, 2013
Jorge Parra, el impulsor de la danza y el teatro
En el 2014, cuando cumpla 50 años de edad y 30 de trayectoria, Jorge Parra Landázuri dejará de bailar. Se dedicará a dirigir, a crear y a la gestión cultural, ramas en las que este tiempo incursionó. Pero a esos oficios se enfocará por completo este guayaquileño, organizador del Festival de Danzas Fragmentos de Junio y del Festival Internacional de Artes Escénicas, dos de las grandes citas artísticas de la ciudad.

El primero nació a inicios de los años 90, cuando Parra era parte de la Escuela de Danza de la Casa de la Cultura del Guayas, entidad que enfrentó una de las tantas huelgas de entonces. Parra y los estudiantes de nivel avanzado estaban en un proceso de creación de coreografías y decidieron no parar. En ese ambiente fragmentado optaron, además, por mostrarlas al público. Y a esa muestra la titularon Fragmentos de Junio. El segundo nació en 1998, cuando el bailarín integraba el centro cultural Sarao.

Pero la vinculación de Parra con el arte comenzó mucho antes, por casualidad. A los 16 se marchó de casa. Y a partir de entonces, para subsistir, trabajó como vendedor de extintores de incendios y demás artefactos. Pensó que si estudiaba teatro, esto lo iba a ayudar a convertirse en el mejor vendedor del mundo. Se inscribió en la escuela del grupo El Juglar. Después se interesó por bailar y tomó clases con el bailarín Douglas López, aunque, recuerda Parra, este no le daba esperanzas, porque, según le decía, ya estaba muy mayor para empezar: 19 años.

A los 20, se fue a Quito e ingresó a la Compañía Nacional de Danza y al Ballet Ecuatoriano de Cámara. Después de un tiempo se reencontró con López, quien lo invitó a integrarse al naciente grupo Ballet Concierto. Regresó a Guayaquil y fue parte de la agrupación hasta que se disolvió. Para entonces, Lucho Mueckay había retornado de México, tras años de permanencia allá, y hacía danza contemporánea, género que a Parra le interesó. Fue así como se enroló, junto con Mueckay y otros artistas que confluyeron en esa época, en el proyecto Sarao. El primer espectáculo lo estrenaron en 1990.

Mueckay dirigía la Escuela de Danza de la Casa de la Cultura. Parra ejercía de profesor. Por esa época, Sarao alquiló un local en la ciudadela Kennedy Vieja, donde se mantiene hasta ahora. En el centro cultural, Parra permaneció hasta el 2009. “Partir significó alcanzar metas que se estaban quedando en gaveta”, dice este bailarín y coreógrafo, que ahora tiene su propio grupo, Zona escena, y es profesor del ITAE. La gestión cultural que inició de manera empírica en Sarao, se afianzó con los años y la experiencia. En el 2003 retomó el concepto de Fragmentos de Junio para convertirlo en un festival y nació más tarde el Festival de Artes Escénicas.

Hasta ahora, Parra continúa con esos proyectos. Afirma que piensa mantenerlos. Los considera necesarios para la ciudad. “Siento como un compromiso con Guayaquil”, dice el artista, quien en 1994, con la danza Signos retrospectivos, obtuvo el primer premio del Salón de Julio, que ese año estuvo dedicado a las artes alternativas.

Una nueva edición de Fragmentos de Junio comenzará este 20 y se realizará en varios escenarios. Parra está inmerso en su organización. Continúa con la docencia y en la creación y dirección artística. Con Zona escena alista obras. Y prepara el que será su retiro de los escenarios, luego de 30 años de bailar.



Perfil
Nombre: Jorge René Parra Landázuri.
Fecha de nacimiento: 16 de marzo de 1964.
Familia: Es el tercero de una familia de seis hermanos.
Trabajo: Creó y dirige el grupo Zona Escena. Ha realizado, dirigido y bailado una infinidad de coreografías. Se dedica a la docencia.

Mascota: Tiene un gato llamado Sombra.

(SARAO) "amortiguando"  1990
 "signos retrospectivos" primer premio Salón de Julio 1994
ZONA ESCENA "punto cero" 2010

FRAGMENTOS DE JUNIO 2013

DIARIO EL TELÉGRAFO.
09 JUN 2013 EDITORIAL CARTÓN PIEDRA
Efervescente y diversa, dos rasgos esenciales de la danza contemporánea

¿Qué es un cuerpo flotando en el aire, enredado entre vestimentas ligeras hechas a mano, mientras una luz artificial satura su rostro y lo eleva a una condición casi angelical? ¿Qué representan los movimientos de esos robustos bailarines, que arriesgando la física de sus extremidades, nos aproximan a la posibilidad de la perfección técnica? ¿O qué suscita la danza contemporánea en nuestras reflexiones y posturas ante el arte?

Tal vez estas sean algunas de las imágenes y cuestionamientos que circularon esta semana, en las retinas y mentes de los espectadores que asistieron al III Encuentro Internacional de Danza Contemporánea en los escenarios de los teatros Nacional Sucre y Variedades Ernesto Albán, que arrancó desde el 1º de junio, y terminó ayer.

Con una acertada selección de grupos y colectivos dancísticos nacionales e internacionales, como la presencia de la reconocida coreógrafa brasileña Deborah Colker, el encuentro convocó a varios sentidos y públicos de la capital. La representación nacional estuvo a cargo de Laboratorio Coreográfico Emergente, Colectivo Gatos en la Barriga, Tamia Guayasamín, Quito Concreto, Fausto Espinoza y Taller Permanente de Experimentación Artística.


Junio se carga de danza contemporánea en varias provincias del país. Es el momento adecuado para que la gente se movilice y se pregunte por el arte escénico ecuatoriano. Por ejemplo, en Guayaquil, se desarrollará próximamente el XI Encuentro Internacional de Danza Fragmentos de Junio, y cabe destacar lo que la crítica e investigadora en esta área, Genoveva Mora, señala sobre la nueva edición: “Concebir un festival de danza requiere más que el deseo espectacular, hace falta entenderlo como la posibilidad de llevar a escena un lenguaje que se construye desde el cuerpo y se transforma en un discurso que coloca al aut@r y espectad@r en una posición política”.