DIARIO EL TELÉGRAFO.
09 JUN 2013 EDITORIAL CARTÓN
PIEDRA
Efervescente y diversa, dos
rasgos esenciales de la danza contemporánea
¿Qué es un cuerpo flotando en
el aire, enredado entre vestimentas ligeras hechas a mano, mientras una luz
artificial satura su rostro y lo eleva a una condición casi angelical? ¿Qué
representan los movimientos de esos robustos bailarines, que arriesgando la
física de sus extremidades, nos aproximan a la posibilidad de la perfección
técnica? ¿O qué suscita la danza contemporánea en nuestras reflexiones y
posturas ante el arte?
Tal vez estas sean algunas de
las imágenes y cuestionamientos que circularon esta semana, en las retinas y
mentes de los espectadores que asistieron al III Encuentro Internacional de
Danza Contemporánea en los escenarios de los teatros Nacional Sucre y
Variedades Ernesto Albán, que arrancó desde el 1º de junio, y terminó ayer.
Con una acertada selección de
grupos y colectivos dancísticos nacionales e internacionales, como la presencia
de la reconocida coreógrafa brasileña Deborah Colker, el encuentro convocó a
varios sentidos y públicos de la capital. La representación nacional estuvo a
cargo de Laboratorio Coreográfico Emergente, Colectivo Gatos en la Barriga,
Tamia Guayasamín, Quito Concreto, Fausto Espinoza y Taller Permanente de
Experimentación Artística.
Junio se carga de danza
contemporánea en varias provincias del país. Es el momento adecuado para que la
gente se movilice y se pregunte por el arte escénico ecuatoriano. Por ejemplo,
en Guayaquil, se desarrollará próximamente el XI Encuentro Internacional de
Danza Fragmentos de Junio, y cabe destacar lo que la crítica e investigadora en
esta área, Genoveva Mora, señala sobre la nueva edición: “Concebir un festival
de danza requiere más que el deseo espectacular, hace falta entenderlo como la
posibilidad de llevar a escena un lenguaje que se construye desde el cuerpo y se
transforma en un discurso que coloca al aut@r y espectad@r en una posición
política”.
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