martes, 11 de septiembre de 2012

TEATRO DEL CIELO /LUNA DE MIEL LOTRA DE SAL/ CUENCA -ECUADOR

Jueves 13 de septiembre del 2012
Arte y cultura

Crítica de Teatro: Teatro del Cielo, Transformar el mimo corporal y el teatro

Bertha Díaz (la.maga83@gmail.com)
Críticas de Teatro
 
Yanet Gómez y Martín Peña, del grupo Teatro del Cielo.
Teatro del Cielo, que integran y codirigen el ecuatoriano (de Cuenca) Martín Peña y la cubana Yanet Gómez, cerró el lunes último la 15ª edición del Festival Internacional de Artes Escénicas-Guayaquil. Lo hizo delante de un público que repletó la sala Experimental del Teatro Centro de Arte y que estuvo seducido por la precisión técnica con la que ejecutaron su obra Luna de miel, lotra de sal y por el humor sencillo que se trasluce de ella.
 
Efectivamente, desde que hace algunos años esta pareja instaurase la única compañía ecuatoriana que erige sus montajes desde el lenguaje del mimo corporal, técnica configurada por el francés Étienne Decroux, ha logrado constituir un público que sintoniza perfectamente con la singularidad de sus montajes. Cabe referir que su aporte a la escena nacional es la diversificación de la idea del teatro de hoy, pues desde sus piezas ayudan a contaminar cualquier intento de definición unívoca sobre lo que es el teatro ecuatoriano.

Desde sus inicios, en el 2004, cuando la compañía se llamaba Mimo Teatro Escala e irrumpió en la escena con mucha precisión con piezas como Caballo de mar y Hombre y sombra, quedó claro en la audiencia lo que es propio de la técnica con la que trabajan: el drama está contenido en el cuerpo del actor/actriz y no en el todo del montaje.

Quizás es justamente por esto que acabo de enunciar que esta obra –que pertenece a lo que me atrevo a llamar una segunda fase de este grupo, orientada más en la creación dramatúrgica tradicional, es decir, a la instauración de una historia en sus montajes– a ratos no goza de la eficacia que la agrupación tuviese en sus primeros tiempos.

Al llegar un elemento que le es ajeno a su matriz, me refiero al texto, el engranaje que la compañía había logrado con la síntesis corporal, tambalea ligeramente –sobre todo en ritmo–. En la obra, cuando el exceso de literalidad está presente, parece traicionar al propósito del mimo corporal, que es el sugerir con el movimiento. Sin embargo, todo intento de cuestionar el propio trabajo, con el propósito mismo de la transformación de la grupalidad, es válido en el teatro: forma parte de la necesidad del movimiento, de la puesta en riesgo. Y eso, sin duda, es digno de reconocimiento.

Al margen de esto, que es un ajuste netamente técnico que el grupo encontrará y afianzará en su andar, y que no pone en cuestionamiento lo que el grupo simboliza en nuestro contexto, cabe decir que el público se deja atrapar con sus propuestas.

El retrato de lo cotidiano, de un cotidiano miserable que es el de muchas parejas (la obra trata de la crisis del matrimonio justamente) al ser enunciado con el texto y a la vez acompañado de este lenguaje corporal hipercodificado se subvierte y la risa acontece.

Los momentos en los que simplemente es el cuerpo que cuenta los avatares de la pareja y donde hay un despliegue de la técnica, totalmente incorporada por la compañía, el sentido se multiplica y el encantamiento acontece de manera más solvente.

Sin duda, Teatro del Cielo es una compañía imprescindible para nuestra escena, con una latente necesidad de ir siempre más allá de lo que el esquema desde el que ha constituido su andar, le permitiría en apariencia.

http://www.eluniverso.com/2012/09/13/1/1380/teatro-cielo-transformar-mimo-corporal-teatro.html

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