martes, 4 de septiembre de 2012

CONCIERTO OLVIDO - YUYACHKANI - PERÚ

Martes 04 de septiembre del 2012
Arte y cultura

Crítica de Teatro: Cuarenta años de Yuyachkani

JAIME GÓMEZ TRIANA
 
Yuyachkani fue invitado al Fiartes-G. Se presentó el pasado domingo en el Centro de Arte.
Yuyachkani fue invitado al Fiartes-G. Se presentó el pasado domingo en el Centro de Arte.

Los quince años del Festival Internacional de Artes Escénicas de Guayaquil se han pensado por todo lo alto y la presencia de un grupo emblemático de la escena latinoamericana como Yuyachkani así lo confirma.

La agrupación peruana cumplió en el 2011 cuarenta años y su espectáculo Con-cierto olvido –invitado a esta edición del Fiartes-G– ha venido a ser una especie de recorrido a través de su trayectoria de creación y vida, un quehacer centrado en la experimentación de los lenguajes de la escena, en permanente vínculo con las dinámicas propias de la teatralidad popular andina.

La concreción de una voz inconfundible, conectada de manera esencial con las problemáticas del contexto y sostenida por la cultura personal de cada miembro del colectivo, ha permitido la constante renovación del grupo. Yuyachkani significa en quechua “estoy pensando”, “estoy recordando”, de manera que desde el propio nombre escogido comenzaron a singularizarse las búsquedas en torno a la memoria íntima y grupal. Y es precisamente el resultado de esas exploraciones lo que este espectáculo ofrece al espectador. El grupo cuenta su historia, los actores recuerdan una frase, una canción, una postura. “Esto es lo que somos”, nos dicen de manera directa, mirándonos a los ojos, con una verdad que emociona hasta el tuétano, que conmueve.

El verdadero encantamiento de esta puesta extraña, de este concierto-conjuro, radica justamente en esa entrega sin mediación, en la ausencia de personajes, en el desafío que actrices y actores nos lanzan al rostro. El teatro está atado de manera raigal a esos cuerpos y Yuyachkani es mucho más que los espectáculos del grupo. Es, acaso, la vida misma de todos y todas y es también un campo de batalla, un encuentro cotidiano, una “balada del bien-estar”, un texto de Shakespeare, un conjunto de antiguas canciones quechuas, de añejas danzas, un sostener el paso contra el viento. Libros, entrevistas, testimonios son poco frente a este espectáculo. La maestría acumulada, el oficio, la necesidad de ir más allá, un poco más allá, de cultivar el don personal y de juntar los dones para que algo verdaderamente nuevo y al mismo tiempo tremendamente antiguo re-nazca, atrapa al espectador.

El viaje musical y la superposición de fragmentos de obras diversas crean una nueva dramaturgia que, sin embargo, deja intacto el centro de la propuesta. Nada rompe la presencia del actor, ni siquiera la máscara o la nariz roja. Como desnudos, los cuerpos narran una historia de resistencia y nos hablan secretamente de la dignidad humana y la pasión. “Actuamos tanto en la vida que para hacer teatro bastaría dejar de actuar”, nos dice la actriz Rebeca Ralli, y con la frase hace añicos las máscaras cotidianas, nos confronta, nos obliga a mirar hacia adentro.

Sin proponérnoslo acabamos realizando el mismo recorrido que “los músicos ambulantes” de esta orquesta popular, los más jóvenes quizás con mayor dificultad, como intuyendo pasos que se han borrado, puentes rotos, atajos desconocidos. No obstante, para todos queda claro que la historia de Yuyachkani es también la historia de Latinoamérica, la fábula de una utopía.

Y, sin embargo, ese lugar existe en el espacio compartido de la sala de teatro, donde se puede morir de muerte natural y seguir viviendo, donde es posible soñar con “un día de perfecta paz”.

Hay en esta puesta demasiados secretos del oficio, claves ocultas que de ningún modo podremos desentrañar fácilmente, es imposible atrapar en unos pocos minutos toda una vida y, sin embargo, al terminar la función tengo la sensación de que estas gentes son mi familia, de que este teatro es mi verdadera tradición, de que soy porque son. Como los actores hablo en primera persona. Estoy pensando, estoy recordando.

http://www.eluniverso.com/2012/09/04/1/1380/cuarenta-anos-yuyachkani-revelaciones-camino.html
 

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